Mal de la cabeza

Mal de la cabeza

Hace unos días leí un titular que decía algo así como que tratar a tus perros como a hijos era un síntoma de enfermedad mental. Como comprenderéis, no leí el artículo, ni pienso hacerlo, pero la cosa me dio que pensar.

Vaya por delante que siempre he considerado a mis perros como hijos de otra especie, así que quizás quieras dejar de leer a partir de aquí.

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Mi perra no tiene ansiedad por separación, la tengo yo

Mi perra no tiene ansiedad por separación, la tengo yo

Mi compañera Nuna tiene casi 14 años y sabe distinguir perfectamente cuándo voy a salir de casa con ella y cuándo me voy yo sola. Imagino que tendrá que ver con la ropa, con mi lenguaje corporal, con los horarios, o con esa telepatía que aún no hemos sabido explicar científicamente, pero que todos los perrunos conocemos.

Cuando no puedo llevármela porque voy a trabajar, a hacer deporte, o a algún plan de ocio en el que se agotaría demasiado, ella se queda tranquila, normalmente tumbada, mirándome salir. Siempre le digo las mismas palabras: «pórtate bien mi amor, enseguida vuelvo».

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Animales en apuros en las redes sociales

Animales en apuros en las redes sociales

Las que colgáis habitualmente casos de animales abandonados en redes (hablo en femenino, porque la mayoría sois mujeres), sabéis que siempre son las mismas personas las que le dan a compartir.

La mayoría ya están saturadas. Ni ellas, ni su entorno cercano, pueden meter a nadie más en casa, de forma que se crea un círculo vicioso de gente de buena voluntad que, por mucho que quiera, no puede ayudar.

Para conseguir que nuestras publicaciones salgan de ese bucle y lleguen al mundo exterior, vale la pena intentar cuidar algunos detalles.

Escribe lo mínimo, pero escribe lo importante.

Esto es lo que, en mi opinión, no debería faltar en una buena publicación:

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La vejez y mis perras

La vejez y mis perras

¿Cómo ha podido ocurrir tan rápido, si hace cuatro días estabais destrozando camitas y jugando sin parar?

Nuna, la que siempre me mira, y Baby, su inseparable hermana, se han convertido en dos venerables ancianas.

No es que no lo hubiésemos notado, hace tiempo que las señales eran claras. Pero de pronto nos ha entrado el vértigo y aquí estamos las tres, disfrutando con una ternura casi dolorosa de una etapa que, por su vulnerabilidad y su dulzura, es diferente a cualquier otra.

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Vacaciones sin coche y con una perra de 32 kg – Primera parte

Vacaciones sin coche y con una perra de 32 kg – Primera parte

Este verano Nuna y yo queremos hacer un viaje de chicas. Las dos solas. Es especial, porque podría ser nuestra última aventura juntas.

Nuna es rubia, tiene 13 años y pesa 32 kg.

Si tienes perro y no tienes coche, bienvenida al mundo de susto o muerte: puedes resignarte y quedarte todo agosto dando vueltas a la manzana de tu casa, o empezar a pedir favores.

¿Realmente no hay más alternativas?

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A cara de perro: 5 reflexiones de una animalista bienpensada

A cara de perro: 5 reflexiones de una animalista bienpensada

Si buscas respuestas en este post, no sigas leyendo. En este asunto tengo más dudas que certezas y, como en todos los temas complejos, muchos grises.

Ojalá alguien con criterio – y más ganas de ayudar a los animales que de tener razón – me muestre los puntos en los que mi pensamiento es erróneo.

Ahí van mis 5 reflexiones sobre el primer capítulo de «A cara de perro»:

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El alto precio de los collares de castigo

El alto precio de los collares de castigo
  • Los collares de castigo para perros están prohibidos en muchos países, así como en Barcelona y Madrid. Sin embargo, se siguen vendiendo e incluso están de moda.
  • Estos artilugios les provocan daños físicos y psicológicos. La solución: dejar de usarlos y recurrir a los estímulos en positivo

Imagínate caminar por un lugar lleno de estímulos que te ponen nervioso, te dan miedo, te excitan o te provocan una gran curiosidad. Alguien te agarra con fuerza de la mano, por lo que no puedes apenas avanzar, acercarte a las cosas que te interesan, ni huir de las que te dan miedo. Cada vez que tratas de hacer algún movimiento, ese alguien te aprieta la mano, te clava unos pinchos o te da una descarga eléctrica. Imagínate que eso ocurre cada vez que sales a la calle, día tras día, continuamente.

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